viernes, 16 de noviembre de 2007

Nostalgia de ayer

Esa jodida ansiedad.

Maldita perezosa. Una tarea se vuelve interminable: un descanso es una búsqueda histérica e infructuosa. Una acción cuesta horas, días, meses de planeación y se va a la mierda en unos instantes porque alguien no reservó, o por cualquier cosa. Uno ha de llamar por teléfono, confirmar con sus amistades; pero eso no es lo peor, ni siquiera lo malo. Lo malo, lo verdaderamente jodido es hacer cosas incompletas, que te distraigan a poco de tu gran vacío, de esforzarse recio para salir de una cotidianidad que no satisface (creo firmemente que hay cotidianidades que satisfacen), de sentir siempre lo incompleto que está uno, de que siempre le fata un pedazo. Nunca está uno bien, en paz, tranquilo.
Creo que lo jodido es saber que la vida de uno pudo ser mejor, que lo vislumbra uno y sin embargo estira la mano y nunca llega. Tratar de asir lo que por alguna (se intuye cuál) razón es inalcanzable y saber con certeza que lo que se desea está al alcance de la voluntad... Y no tocarlo. Lo jodido es ser plenamente responsable del aquí y ahora.

Pero más jodido aún es que ayer no era así.


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